sábado, 30 de abril de 2011

La Restauración de la ALCAZABA de Badajoz: Nuevos hallazgos.

Alcazaba de Badajoz. Vista cenital de la muralla y torres junto a circunvalación, actual zona de excavaciones.

Los descubrimientos arqueológicos de la Alcazaba islámica de Badajoz, ponen de manifiesto la importancia no sólo del monumento, sino del yacimiento completo del cerro de La Muela, que alberga destacados restos desde al menos el periodo Calcolítico.

Los que muestran las fotografías se refieren al periodo islámico, y medieval cristiano: puertas, arcos, sistemas de drenaje, inscripciones y un interesante complejo industrial y militar en el interior, al pie de la muralla.

Cuántos años enterrados, en el más absoluto de los olvidos! Al menos ahora, si se hacen bien las cosas, podremos disfrutarlos con mayor intensidad.

El seguimiento que estamos haciendo de la restauración y excavaciones de la Alcazaba pacense nos permite llegar a las siguientes conclusiones:

1) A primera vista, la restauración está siendo muy escrupulosa con la historia del monumento. Es poco agresiva, respeta los distintos momentos históricos, realizándose un estudio arqueológico de los muros, en los que es posible ver el material constructivo original y su evolución en el tiempo. La capa de mortero de cal ha dado una tonalidad más clara a los lienzos de muralla, más acorde con su origen y con un resultado estético muy positivo.

2) Sería muy interesante recuperar elementos arqueológicos anteriores al periodo islámico para una lectura más completa del yacimiento, aunque éste sea el más importante desde el punto de vista histórico y arqueológico (periodos orientalizante y céltico, I milenio a. C.)

3) Los difíciles momentos económicos que vivimos no deberían afectar a la continuidad de las distintas fases de la restauración, ni se debería prolongar demasiado en el tiempo, pudiendo solaparse las distintas actuaciones para posibilitar la recuperación de elementos externos e internos de la Alcazaba.


Escalera y Puerta islámica, posiblemente de la época almohade, s. XII.



Otro detalle de los hallazgos que se encontraban enterrados.


Arco y puerta bajo la escalera del adarve en
la parte interior de la torre de las Siete Ventanas.


 Restos arquitectónicos bajomedievales:
talleres y edificaciones militares junto a
la muralla, en el interior de la Alcazaba.


 Almenas islámicas restauradas.

viernes, 22 de abril de 2011

"O jardim Murcho". Exposición del artista pacense ANTONIO ÁNGEL en Portugal.

Portada del Catálogo de la Exposición O jardim Murcho. Monsaraz, 2011.



El Artista.

Prosigue Antonio Ángel con su voluntario exilio artístico por tierras portuguesas, haciendo penitencia en las iglesias alentejanas, por haber querido la libertad de no ser de nadie, en estas pantanosas -para lo artístico- latitudes extremeñas. Tras exponer en los últimos años en Campomaior, Montemor-o-Novo y Évora, reaparece en la Iglesia de Santiago, en Monsaraz, con una elaborada obra plástica.


El viaje.

La llegada a Monsaraz, "la de las siete iglesias", tras larga peregrinación teñida de gris por el temporal, fue reveladora: un museo abierto a modo de Belén escultórico de tamaño natural. La soledad de los espacios traducía el mejor de los escenarios para una película de terror, propia del expresionismo alemán. La sensación del tiempo detenido era premonitoria, casi ceremonial. Nos refugiamos, de improviso, en la Iglesia de Santiago. Nos "acordamos" de Manolito...


Una de las obras de la exposición O jardim Murcho. Colección privada, Badajoz (España).


La Exposición.


La obra de Antonio Ángel nos sorprendió por su dominio técnico, por su lenguaje moderno y directo, por la variedad de registros artísticos empleados, porque no renuncia al oficio -el grafismo de filigrana en tinta negra, los lienzos pintados, retorcidos y envueltos con hilo de cobre- por la espectacular puesta en escena y por la tremenda carga significativa que concentraba.


El proceso artístico es el protagonista en este "huerto de Ronsard" de marchitos recuerdos. Las flores secas y el agua evaporada de los frascos -que encierran tantos deseos- nos hablan del tiempo pasado, aprehendido, y de una continua necesidad de arte.


El espacio impone todo su silencio. Arte y vida se entrelazan de color y cobre. El tiempo transcurrido es oración, a ritmo de singular danza de la muerte: las obras denominadas "las horas" nos marcan el camino; la calavera preside el final desde el frontal del altar mayor y nos anuncia su terrible presencia.


Acaso sólo el Arte pueda redimirnos.


VIDEO DE LA EXPOSICIÓN "O JARDIM MURCHO".